Club Tracer España

Un hurra por Isa, que se ha portado como una campeona!

Que sigáis disfrutando y muchas gracias por compartir.

Saludos!

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Haces muy amena la lectura.
No te canses de escribir.
Se hecha de menos más fotos.

Un saludo Boogieman

Gracias, Mcpillow!

Habrá mas fotos, pero al final del viaje, cuando pueda hacer un report mas detenido. Por ahora, una fotico por entrega, y créeme que bastante trabajo da ya...

De nuevo, gracias por leer!!


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Ruta del Ámbar, días 21 y 22

2 días en Cracovia y han sabido a poco. Bien es cierto que el objetivo de este viaje eran los países bálticos, San Petersburgo era un “a que no hay...” y Polonia lugar de paso. Por eso no le hemos dedicado demasiado demasiado tiempo a este país. Pero merece bien la pena hacerlo, y quien sabe si en un futuro le dedicaremos un viaje entero...

El primer día fue un poco vertiginoso. Debido a que habíamos planeado la llegada 1 día mas tarde, tuvimos que improvisar alojamiento, y volver a hacer las maletas al día siguiente, para ya mudarnos al apartamento que teníamos previsto. Pero para acabar de complicarlo todo, la moto lleva 7.400 km. de viaje, y todavía quedan 3.500 más! Esto hace que al final nos vayamos por encima de los 10.000 reglamentarios entre revisiones mecánicas. Afortunadamente, el concesionario local Yamaha Motorland Krákow tuvo la deferencia de apretar su agenda y darme cita a las 10 de la mañana para echar un ojo a la máquina; en menos de 1 hora estábamos ya en la calle con sus entrañas cargadas de savia fresca, lista para seguir.

Nos fuimos a buscar a Isa, nos cambiamos de apartamento, hicimos una pequeña compra y a comer. Asi que cuando acabamos todo, ya no quedaba tiempo para visitar ni la colina de Wawel, ni el museo de la Gestapo, ni ná de ná... Lo único que cerraba tarde era la fábrica de esmaltados de Oskar Schindler, si, el de la peli. Asi que echamos a caminar, cruzamos eñ barrio judío y cuando llegamos, sorpresa: entradas agotadas. Pero desde la 1 del mediodía... Amarga vuelta, y tras comprobar que no para el día siguiente las obtendríamos, nos dimos un paseo para ver el monumento a los judíos exterminados de Cracovia, el trozo del muro del ghetto que permanece en pie, y finalmente, una vuelta pausada por el barrio judío de nuevo.

Al día siguiente ya la cosa estaba clara: tour guiado por el casco histórico, comida y tour guiado por el barrio judío. Nos sirvió para, además de conocer un poco mejor la historia de esta ciudad, saber que habrá que volver, más pronto o más tarde. Polonia en general y Cracovia en particular tienen mucho que ofrecer.

Mañana última parada en Polonia, y entrada a un nuevo país. Ahora si que empezamos a sentir que estamos volviendo...




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Esta claro que la improvisación está al orden del día en este grandioso viaje. Todavía os queda muchos kilómetros de disfrute.
Por cierto, ¿Que es esa bolsita que se aprecia por debajo del piloto trasero?.

Ruta del Ámbar, días 23 y 24

Toca madrugón, y nervios. Nos levantamos a las 5 de la mañana para estar saliendo de Cracovia a las 6. Por delante nos queda 1 hora de camino hasta Oświęcim, una pequeña ciudad que por su nombre original igual no dice gran cosa, pero que tristemente es más conocida por su nombre en alemán: Auschwitz. Aquí fue el lugar de emplazamiento de los campos de concentración y exterminio de Auschwitz y Birkenau, donde se cometió el mayor genocidio de la era actual, y probablemente de la historia.

No voy a dar cifras, ni magnitudes, ni detalles, que para eso están los libros de historia o los documentales; pero si puedo hablar de las sensaciones. No creo que ninguna persona cabal pueda permanecer impasible ante lo que allí se ve y ante lo que allí te cuentan. La pena y el dolor por las víctimas alterna con la rabia hacia los criminales que allí atormentaron durante 5 largos años a quienes allí enviaban. Pero a pesar de todos esos sentimientos negativos, es un visita que bien merece la pena. Conocer la historia es lo único que nos puede librar de cometer los mismos errores pasados.

Finalizada la visita a Auschwitz seguiría un largo y tedioso camino hasta Praga. Lo positivo fue que los primeros kilómetros fueron por carretera, y que había curvas. Lo negativo, los numerosos tramos en obras desde Brno hasta Praga, que en medio del calor insoportable y sin la posibilidad de colarnos entre el tráfico, hicieron un poco penoso eso trayecto.

Pero finalmente llegamos; y bien que valió la pena. Praga es una cuidad preciosa, en cuanto a lo que se refiere a su casco antiguo. De nuevo la arquitectura clásica es la protagonista, y ante la falta de tiempo para profundizar en nada, decidimos dejarnos llevar por las calles. Estos periplos se interrumpían de ve en cuando para apreciar otro de los grandes tesoros checos: la cerveza. Las encontramos de todos tipos y estilos.

Y así dejamos discurrir el día hasta que por la tarde decidimos apuntarnos a un free tour, una de esas visitas guiadas en las que pagas al final la voluntad. De esta manera pudimos llevarnos unas pinceladas sobre la historia de esta ciudad y de su pueblo, azotado por guerras fratricidas por la religión, que también sufrió la represión del nazismo, y que ni siquiera se había librado de él para pasar otros 40 años bajo el yugo del comunismo soviético.

Una visita agradable que pudimos hacer por el camino fue al Autódromo de Brno, hasta donde nos acercamos un rato y pudimos ver unas vueltas de unas tandas libres. Hasta los guardias de seguridad de la puerta nos saludaron, y creo que de haberlo pedido, nos habrían dejado a visitar el paddock. Pero no era plan de someter a Isa a más tortura motociclística...




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Es una especie de bolsa de herramientas. Es de Touratech, especifica para Tracer.

Es cara de cojones, pero me hace un servicio del copón. Ahí llevo una red elástica, el kit de pinchazos, los patucos impermeables de Isa, una jeringa y un trozo de tubo para purgar el Scottoiler, cinta americana, unas cinchas, ...


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Ruta del Ámbar, días 25 y 26

Pasar por Praga nos ha permitido comprobar que ciertamente es una ciudad preciosa, pero la avalancha de turismo en agosto estropean bastante la experiencia, para nuestro gusto. Y es el peaje que tenemos que pagar por la obligación de viajar en este mes... así que la dejamos atrás sin demasiada pena. Nos plantearemos volver cuando podamos viajar en otras fechas.

Así que unas 4 horas después nos encontrábamos de vuelta en Alemania, esta vez en la ciudad de Nürnberg. Y aquí sí que nos encontrábamos a gusto! Un casco antiguo muy pintoresco, y sin las hordas de gente que habíamos vivido 24 horas antes. Así que, llegados justo para la hora de comer y siendo domingo, era prácticamente obligatoria tomar codillo asado. Pobres de nosotros! Acostumbrados a los de la Hofbräuhaus de Munich, pedimos uno para cada uno; pero debían ser de cerdos mutantes, porque eran descomunales! Después de hacer cuenta de ellos (de lo que pudimos de ellos), una fuimos a registrar al hotel y a darnos una ducha. Y es que las temperaturas benévolas y hasta fresquitas de días pasados se han acabado; a partir de ahora, calor y más calor.

Ya más relajados, terminamos la digestión callejeando por Nürnberg, cenamos un helado y a cama, que al día siguiente volvía a tocar moto.

Un nuevo tramo de Autobahn, y a la altura de Kaiserslautern se empezaba a divisar nuestro próximo objetivo. En medio de la planicie se empezaba a alzar la mata oscura de la Selva Negra. Y a la altura de Baden-Baden nos salimos a la carretera convencional para empezar, de una vez, a disfrutar de la moto. Carretera B500 hacia Fredenstadt, la conocida como Schwarzwaldhochstrasse. Comimos en el refugio Zu grosse Tanne, punto obligatorio de parada para moteros, y continuamos.

Curvas y más curvas, por fin. Asfalto en perfectas condiciones, y la temperatura que había bajado hasta unos agradables 27º. Y el paisaje. Qué paisaje! Personalmente no me puede gustar más; no en vano es el lugar donde yo nací y tanto echo de menos. El poder recorrer y reconocer lugares como Triberg y su catarata, el lago Titisee o la montaña del Feldberg, y además poder hacerlo en moto y compartiéndolo con la mejor compañía posible, es de una emoción enorme para mi.

Después de recorrer otra de las rutas clásicas de la Selva Negra, la Schwarzwaldpanoramastrase, llegamos a nuestro destino, Weil am Rhein, a escasos 12 km. de mi pueblo. Mañana será el último día, y allí podré cumplir uno de mis grandes deseos. No se me ocurre un mejor broche para este viaje...




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Como siempre, crónica de excelente factura.

Muchas gracias por compartir, y a seguir disfrutando.

Saludos

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Buen trayecto compañero. Además se aprecia un cierto tono sentimental en tu relato, a seguir disfrutando.