Club Tracer España

Como siempre, cojonuda la crónica. Me encanta. Y me encanta la foto.
Pido tu permiso para compartirla fuera de aqui.

Sin problema, Kasio.


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Peaso viaje y peaso crónica!

Muchas gracias por compartir, Boogieman.

Saludos!

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…
Salu2.-

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Galego de Galicia .-

Ruta del Ámbar, días 17 y 18

Nida. Estamos en cama, adormecidos con el sonido de las olas a los pies de nuestro bungalow, con los últimos coletazos del día.

Atrás queda el día que hicimos las paces con Lituania. Vilnius ha sido la clave de la redención. Más pequeña, mas ordenada y más coqueta que Riga, pero con mucha mas vida que Tallin. De nuevo nos encontramos con una ciudad de origen medieval, con numerosas iglesias y un castillo. La ciudad está cuidada, la mayor parte de edificios han sido o están siendo renovados, pero de una forma pragmática, no para crear un decorado.

De todas las visitas la que mas nos ha impactado ha sido la del Museo de la Ocupación y del KGB. Muestra como el pueblo lituano sufrió una anexión forzosa a la URSS y de como se cometió otro genocidio, en pleno siglo XX, del que no se habla tanto. El poder pasear por la prisión que el KGB tenía en la ciudad de Vilnius, es la guinda que hace estremecer hasta la última fibra ante tamaña barbarie.

Y al margen de todo esto, Užupis. Es un barrio, donde teníamos nuestro alojamiento, que en 1998 decidió proclamarse como república independiente, Constitución propia mediante. El caso es que entre medio broma, medio en serio, se ha seguido manteniendo el
ambiente creativo y bohemio del lugar, y es maravilloso ver como aparecen muestras de arte en cualquier rincón de las calles.

Allí terminamos nuestra visita a la capital. Al día siguiente tocaba poner rumbo a Nida, un pequeño pueblo en la costa, sobre el istmo de Curlandia, una lengua de tierra de escasos kilometros de ancho que separa el lago de Curlandia del Mar Báltico. Nida queda a poco mas de 5 kilometros de la frontera del enclave de Kaliningrado, una porción de Rusia que se encuentra separada del resto del país, entre Polonia y Lituania. Sin duda, un lugar geográficamente singular.

El caso es que Curlandia ha sido una nueva sorpresa. Una vegetación completamente diferente, con pinares extensos, donde incluso hemos podido avistar un reno. Y un paisaje simplemente extraordinario; desde la playa del lado báltico, de casi 100 kilometros de extensión, coronada por una duna artificial con su misma extensión, hasta el paraje dunar del lado contrario, de la orilla que da a la laguna, de una voracidad inaudita, llegando a obligar a trasladar hasta en 4 ocasiones el pueblo de Nagliai, hasta que, sus habitantes ya cansados, dejaron que fuese sepultado por la arena.

Previamente habíamos visitado la ciudad de Trakai, con su precioso castillo construido sobre una isla del lago Galvé. Ahora ya solo queda que las olas de Nida nos adormezcan hasta que un nuevo día nos permita seguir nuestro camino.




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Un lujo de crónica, bien completada con datos culturales que son muy de agradecer.

Gracias por el curro y seguir disfrutando de esas megavacaciones

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No te quedes nunca con las ganas....

Gracias por leer, Ceferalu. Cada comentario motiva para escribir la próxima crónica.

Ayer conocimos un chico valenciano con una GS (primera moto española en 21 dias), que no paraba mas de 1 noche en ningún lugar. A nosotros eso no nos vale. A mi chica le gustan las motos lo justico (de hecho, viene por mi), pero lo que nos gusta es viajar y conocer lugares, sea en moto, en avión o a pie. Para nosotros entender el mundo en el que vivimos es fundamental, y viajar el la mejor forma de lograrlo.

Son 2 formas diferentes de viajar, cada una tan respetable como la otra; nosotros hemos elegido la nuestra, con pausas y olisqueándolo todo.


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Cada vez que leo una de tus crónicas, mi envidia se eleva a nivel “Dios”, jeje.
Sería un sueño para mí poder marcarme un pedazo de ruta como lo estáis haciendo vosotros. Pero la conciliación familiar me impediría hacerlo.
Gracias por dedicar tu tiempo y compartir tus experiencias.

Veo que pensamos igual.... y nuestras parejas tambien

Ruta del Ámbar, días 19 y 20

Murphy rules. Salimos de Nida en dirección a la frontera, con idea de entrar en Rusia proir segunda vez. Lo que queríamos hacer era cruzar el enclave de Kaliningrado, una porcion de territorio ruso entre Polonia y Lituania que se encuentra separado del resto del país, y temíamos que por las fechas de nuestro visado podríamos tener problemas. Y los tuvimos. Básicamente, no nos dejaron entrar, lo cual nos obligó rodear el Óblast de Kaliningrado, desandando el camino hasta Kaunas, y saliendo de Lituania por la misma ruta que habíamos entrado.

Todo esto no hacía sino complicarnos el trayecto hasta Cracovia, nuestro próximo destino, pues desde Nida son 11 horas bien pasadas, y cruzando por territorio ruso nos habríamos ahorrado unas 2 y media. Pero no pudo ser, y pusimos pies en polvorosa en cuanto nos dieron la mala noticia. En un alarde de valentía, Isa decidió tirar mas de la mitad del trayecto, como estaba previsto inicialmente, y seguir hasta donde el cuerpo aguantase.

Y aguantó 792 km. del tirón. Esto nos dejó en Radom, a 2 horas y media escasas de Cracovia. El hotel, todo un acierto: limpísimo, cómodo, con buena cocina y muy económico. Steak tartar delicioso por menos de 5€; la suma final de la cena, menos de 15, incluye do unos pierogi caseros que bien valían el coste íntegro de la cena. Está claro que parar en los pueblos tiene sus ventajas...

Esto ya nos dejaba un día siguiente muy favorable. A las 12 y media entrábamos en Cracovia, y después de unas gestiones, comimos, nos instalamos en nuestro alojamiento y nos dirigimos a las minas de sal de Wieliczka. Se trata de una antigua extracción de sal gema, que data del siglo XVI, y donde los mineros, tras años y años de trabajos, han dejado salas y galerías llenas de esculturas en la roca. Hoy en día acoge tiendas de souvenirs, restaurante, salas de conciertos, ... Un lugar realmente espectacular; pero precisamente esa grandiosidad se carga la sensación de hallarte 135 metros por debajo de la superficie terrestre. Pero estábamos aquí, y había que verlo, no?

Ahora vienen un par de días tranquilos en esta ciudad, que por lo poco que hemos visto esta noche, nos dejará un grato recuerdo.




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